Recorremos un largo camino, lento y, a veces, amargo. Solemos llevar a rastras nuestros recuerdos. En los hombros, nos pensan nuestros sueños y aquellas ilusiones que jamás pudimos cumplir. Y despacito empujamos cada segundo de nuestra vida. La vida pasada y la futura, que se unen en nuestros lentos pasos, pesados por los recuerdos que vamos dejando atrás con nuestra huella en el camino.
Nuestro camino.
¿Y si no tuvieramos recuerdos? Al igual que un caracol, sin casa que arrastrar, el camino se haría vacio.
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