miércoles, 4 de febrero de 2009

Tan solo tú


Cuando caído en desgracia ante la fortuna y ante los ojos de los hombres lloro mi condición de proscripto, y perturbo los indiferentes cielos con mis lamentos; cuando me contemplo a mí mismo, y maldigo mi destino, deseando parecerme a otras personas más afortunadas en esperanzas; ser tan hermoso como ellas, y como ellas disfrutar de muchos amigos; cuando envidio el arte de aquél, y el poder de este otro, descontento de lo que más placer me da; y cuando en el fondo del pensamiento ya casi me desprecio, de pronto, pienso al azar en ti, y toda mi alma, como la alondra que asciende al surgir del día, se eleva desde la sombría tierra y canta ante las puertas del cielo. Porque el recuerdo de tu dulce amor me llena de riquezas, y en esos momentos, no cambiaría mi destino por el de un rey.
William Shakespeare.

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